Ching es un prisionero en una cárcel de Hong Kong que tiene una gran población de prisioneros chinos del continente. Ching escapa para ver a su joven hijo, quien ha sido puesto en un orfanato. Se entrega a las autoridades, pero el vengativo jefe de seguridad, Zau, arregla para que Ching sea incriminado a los ojos de la pandilla del continente, liderada por el afable Dragon.
Dragon y Ching escapan por separado, y mientras son fugitivos, se unen y crean un vínculo. Ching es recapturado e instiga un motín para salvar su propia vida de los del continente. En el caos, Ching se venga de Skull (quien, trabajando con Zau, lo incriminó) y de Zau.