Michel se fue de Marsella a Italia cuando tenía veinte años. Valiente y activo, ha triunfado en la industria de la construcción. Treinta años después, su regreso a Marsella, para el entierro de su tía, cambiará abruptamente la vida de toda su familia, a la que primero le fascinó su éxito social. Se le considera como el hijo que lo hizo como una maravilla. Michel es el único que ha emigrado. Todos han permanecido en el país de origen ("le pays") y su estatus social apenas ha cambiado: obreros, pequeños empleados, artesanos, todos viviendo en un marco modesto.