El cineasta independiente estadounidense James Benning ha construido a lo largo de casi 40 años una obra centrada en los lugares y el tiempo. En escenas largas e inéditas, muestra su visión o asombro ante fenómenos o paisajes que durante mucho tiempo han sido considerados parte de la realidad cotidiana. En Ruhr, Benning permite que su cámara recorra el valle del Ruhr en Alemania, de donde proceden sus padres. Hay seis tomas meticulosamente enmarcadas en lugares donde aparentemente sucede poco: un túnel con un solo automóvil, un bosque donde los aviones corren por encima, una fábrica con barras de acero brillantes, una mezquita con cien cabezas inclinadas, una pared donde alguien toma las armas contra grafitis y una enorme chimenea de la que ocasionalmente se eructa humo. Parecen provenir de una realidad diferente, pero también son familiares: preocupantes y tranquilizadores al mismo tiempo.