Anna vive con su perro Manu. Ella cree que vivirán juntos para siempre. Cuando muere, ella lo entierra en el jardín de la familia al otro lado de la calle. Pero a diferencia de Manu, la familia feliz y bulliciosa no necesita su amor y afecto. Septiembre es ese estado de ánimo ambivalente, entre finales y comienzos, una lucha por encontrar sentido y felicidad a la cotidianidad de la vida.