Esta colorida ópera prima del experimentado productor Luis Miñarro ofrece una mirada casi alucinante al mundo de Amadeo de Saboya, quien fue rey de una España ingobernable durante dos años alrededor de 1870. Este intrigante episodio se transforma en un alegato a la belleza, la creatividad y la alegría. La película funciona como una metáfora de la España contemporánea y su actual estado de crisis.