Un hombre toma el control de una planta de energía nuclear por la fuerza. Desactiva los circuitos de enfriamiento principales y amenaza con dejar que el núcleo se vuelva crítico, a menos que las personas responsables reconozcan públicamente las violaciones de seguridad pasadas. El inspector de seguridad radiológica de la planta se encuentra muerto de aparente suicidio. El vínculo entre estos eventos puede ser casi tan perturbador como las reacciones de las agencias de seguridad.