Shibnath lo ha dado todo por su país, incluidos once años de prisión. También entregó parte de su cordura por su país, ya que tres de esos años los pasó en un pabellón mental. Para muchos fue un héroe por su apasionado anticolonialismo, y ahora estamos en 1953 y acaba de salir de la cárcel. Sus amigos esperan que continúe como un activista político o que ignore sus experiencias y continúe con su vida. Lo que nadie espera es que esté tan destrozado por todo lo sucedido que se hunda en un pozo de pasividad y desesperación.