En la época medieval, Europa era un continente fragmentado en pequeños reinos y territorios. Sin embargo, todo cambió con la llegada de Carlomagno, un poderoso líder que unificó gran parte de Europa bajo su reinado.
Carlomagno fue coronado como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800 d.C., marcando el inicio de una nueva era para Europa. Bajo su gobierno, se promovió la educación, se fomentó el comercio y se estableció un sistema legal unificado.
El legado de Carlomagno perduró mucho tiempo después de su muerte, sentando las bases para lo que eventualmente se convertiría en la Europa moderna. Su imperio se considera como el punto de partida para la formación de la Europa que conocemos hoy en día.