Daniel, un bailarín clásico australiano, es drogado y secuestrado en un callejón por tres mujeres encapuchadas. Proceden a retenerlo en un almacén abandonado durante aproximadamente dos semanas, mutilándolo sexualmente y usándolo para su propia gratificación física y psicológica, antes de arrojarlo con los ojos vendados desde un automóvil cerca de su casa. Traumatizado, Daniel no denuncia su secuestro y violación a las autoridades, ni lo revela a familiares, amigos o compañeros. Como consecuencia, pierde la capacidad de bailar y tiene problemas para adaptarse a la vida normal. Su escéptica amante Bridget, una bailarina, sospecha que le fue infiel durante su ausencia, lo abandona. Obsesionado con encontrar a los culpables, que tiene razones para creer que son de la vecindad, sale con todas las mujeres que se parecen a sus secuestradores, con la esperanza de identificarlos. Esto lo lleva a tener problemas con la ley y a un eventual colapso que puede resultar catártico o no.