Conrad Cooper vive en el pasado, atrapado en el hoy, temeroso del mañana. Como la mayoría de los otros días, Conrad está de camino a alguna parte y tiene que llegar a tiempo. Para los demás, si se dan cuenta, es solo otro hombre, vestido con traje y corbata, cargando un maletín, mezclándose. Pero el miedo de Conrad al futuro lo sigue como un fantasma familiar y omnipresente. Hasta que descubre algo tan pequeño, tan simple que casi pasa desapercibido. Y sabe que el pasado siempre será parte de él, el hoy pronto desaparecerá y hay esperanza para el mañana.