La investigación de Abe y Harper sobre la sobredosis accidental de un infante de marina da un giro cuando no pueden encontrar ninguna huella digital, incluso la del difunto, en el frasco de pastillas, lo que les lleva a creer que fue asesinado. Además, Abe recibe una advertencia sobre testificar en una demanda contra el Cuerpo, y Maya está preocupada porque su hermano no tiene su enfermedad mental bajo control.