En 1922, el paleontólogo estadounidense Roy Chapman Andrews dirigió una expedición arqueológica al desierto de Gobi en Mongolia y descubrió uno de los cementerios de dinosaurios más ricos del mundo. Los conflictos políticos lo obligaron a irse antes de que hubiera arañado la superficie del tesoro que había debajo. En 1997, a dos paleontólogos del Museo Americano de Historia Natural finalmente se les permitió regresar, volviendo sobre los pasos de Chapman y desenterrando algunos hallazgos revolucionarios propios. Con espectaculares filmaciones en el lugar, imágenes de archivo de la expedición de Chapman y una impresionante animación por computadora, es un viaje increíble en el tiempo a un mundo perdido donde los antiguos gigantes alguna vez vagaron.