Cuando la leyenda de los Spurs, John White, murió a causa de un rayo en 1964, el mundo del fútbol se vio sacudido por la tragedia. Tenía solo 27 años. Su hijo, Rob, tenía solo seis meses y nunca conoció a su padre. El hombre que fue venerado por cientos de miles de fanáticos del fútbol en todo el país era un extraño.