Cuando un pueblo en el suroeste de Irlanda es seleccionado para un parque eólico marino propiedad de una empresa noruega, no es solo el paisaje lo que está bajo presión. Para Kate Ryan, encargada por su empresa NorskVentus de infiltrarse y sofocar las objeciones locales, su lucha ecológica se ve complicada por la presencia de un surfista de ojos arrugados con un parecido inconfundible a su hijo.
Kate intenta cambiar corazones y mentes promoviendo los beneficios económicos de la energía eólica, pero cuando descubre que se planea un oleoducto para la misma área, comienza a actuar de manera más astuta y sucia. El descubrimiento de su hijo sobre su padre surfista y su eventual revelación a todo el pueblo hacen que Kate considere convertirse en informante, hasta que recibe un ultimátum final.