Howard y Eli, los asesinos de la primera película Video Violence, están de regreso y ahora presentan su propio programa de televisión. Transmitido en secreto desde su sótano, el programa parece el arte del asesinato, permitiendo que otros aspirantes a psicópatas envíen videos de su obra para que el mundo los disfrute. Algunos espectadores están conmocionados y horrorizados, pero muchos más se convierten en fanáticos ávidos, clamando por más y más sangre.