Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos jóvenes llegan a Zagreb, entre ellos una joven trabajadora Sonja Kacar. Se supone que participará en la construcción del primer generador en la fábrica de Rade Koncar. Debido a que no hay suficientes expertos y materiales en Yugoslavia, la fábrica cuenta con la ayuda de otros países comunistas, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Sin embargo, después de la resolución de Inform Bureau, esta ayuda ya no está disponible. Sonja experimenta una gran decepción íntima porque Stjepan, de quien está enamorada, apoya a Stalin.