Dos figuras de mazapán cobran vida encima de un pastel de bodas y comienzan a esculpir el matrimonio perfecto con el glaseado del pastel. ¡Y éxito! Todo parece dulce y perfecto: intentan complacerse y hacerse felices. Pero el descontento pronto agria la atmósfera. Al principio, logran encontrar compromisos, pero cuanto más insignificantes se vuelven las disputas, menos están dispuestos a comprometerse hasta que nadie está dispuesto a ceder más.