En 1937, una joven niña de la Primera Nación (nativa canadiense) llamada Ashtecome es secuestrada junto con varios otros niños de un pueblo como parte de una política canadiense deliberada para forzar a los niños de las Primeras Naciones a abandonar su cultura con el fin de ser asimilados en la sociedad blanca canadiense/británica.
Ella es llevada a una escuela internado donde es obligada a adoptar formas occidentales eurocéntricas y aprender inglés, a menudo bajo un trato brutal. Solo un profesor blanco compasivo que cada vez se siente más repelido por este fanatismo le ofrece ayuda entre el personal.
Con su fuerza de voluntad, Ashtecome (obligada a tomar el nombre de Amelia) está determinada a aferrarse a su identidad y a la de sus hermanos, quienes también fueron secuestrados.