Un día, el Lobo robó al Ternero recién nacido y lo trajo a casa para comer, pero se arrepintió y decidió no comerlo, sino esperar a que creciera. El lobo se apega al ternero, lo cuida, lo alimenta con leche, canta canciones de cuna, lee libros. Por el bien del Ternero, el Lobo mantiene la limpieza - "niños - no pueden crecer en el barro". Y el Jabalí, que fuma un cigarrillo, el Lobo literalmente conduce un trapo. Poco a poco, el lobo y el ternero están tan acostumbrados el uno al otro que empezaron a vivir como un padre y un hijo.