Simon Reeve visita la Colombia en el año de la pacificación, al menos en papel, entre el gobierno, 'ayudado' por escuadrones de la muerte de derecha, y la guerrilla marxista FARC, que se estaba convirtiendo en un supercartel armado de drogas y campeón de secuestros por rescate.
Habla con la gente sobre el horror que esperanzadamente se acerca a su fin y las perspectivas si ambos lados se desarmaran, haciendo hincapié en la necesidad de reformas socioeconómicas, especialmente alternativas para el cultivo de la planta de coca y la redistribución de tierras.
También muestra el vibrante país, rico en recursos naturales y con un potencial turístico incipiente, hasta ahora paralizado por su persistente, aunque desactualizada, imagen de registros criminales.