La serie, basada en parte en eventos y personajes reales, nos lleva de vuelta a 1963 cuando un joven, Txabi Etxebarrieta, de tan solo 19 años, es un poeta y estudiante de Ciencias Económicas en la universidad que vive con su madre y hermanos en la zona antigua de Bilbao. Su hermano mayor, José Antonio, de 23 años, ya había sido arrestado por repartir panfletos cinco años antes y colaboraba con la organización ETA, fundada en 1958.
Cuando José Antonio cae gravemente enfermo y le diagnostican una inflamación de la médula espinal que lo deja prácticamente paralizado, Txabi se involucra cada vez más en las actividades de la organización, colaborando con un grupo de jóvenes militantes en sabotajes y pequeñas explosiones mientras continúa con sus estudios especializados en Ciencias de la Computación y una relación con Julia, la hermana menor de la novia de su hermano.
Paralelamente, el Inspector Jefe de la Brigada Político-Social (policía secreta) en Guipúzcoa, Melitón Manzanas, residente de Irún y conocido por torturar a opositores al régimen de Franco, comienza a investigar a este grupo de jóvenes activistas.
Tres años después, entre 1966 y 1967, se produce una huelga en una fábrica de laminación en frío, en la que 800 trabajadores en Vizcaya protagonizan el conflicto laboral más largo de la dictadura y que el Gobierno termina decretando un estado de emergencia. Durante esta huelga se celebró la 5ª Asamblea donde Txabi fue elegido como uno de los líderes de ETA y decide alejarse, dejando la Universidad y su vida familiar.
Una vez Txabi es elegido como uno de los líderes de ETA, esta organización aumenta su actividad, llevando a cabo robos a bancos para financiar sus acciones, convirtiéndose en uno de los objetivos de la policía franquista de la época.
El 7 de junio de 1968, Txabi Etxebarrieta, acompañado por otro militante de la organización, Iñaki Sarasketa, conducía un Seat 850 en una carretera cerca de Aduna cuando fueron detenidos por el Guardia Civil de tráfico José Antonio Pardines, de 25 años. Txabi asesinó a este guardia civil, quien se convirtió en la primera víctima de la organización. Txabi y ETA habían cruzado "la línea invisible".