Enfrentamientos entre extremos opuestos del espectro económico y cultural, una caza de brujas literal en un pueblo vasco enfrenta a la religión ortodoxa contra las creencias paganas, a los señores feudales contra el campesinado empobrecido, a los hombres abusivos contra las mujeres indefensas y, de alguna manera, a los españoles contra los vascos. Las brujas son mujeres y de las clases bajas, los perseguidores son cristianos blancos ricos. La abuela de Garazi es quemada en la hoguera cuando el inquisidor español la declara culpable de ser una bruja, algo que la pone bajo sospecha y finalmente la lleva a prisión. Es torturada en prisión y violada por su pretendiente rechazado, el vicioso hijo de un terrateniente local. Mientras ella sufre su propio dolor, se avecina una lucha a una escala mucho más amplia.