Angela Delmar (Hilda Koronel) trabaja como mesera en uno de los bares más sórdidos de Manila. Allí conoce a cinco clientes del bar, que también resultan ser una pandilla especializada en drogar y violar a niñas para luego venderlas a la prostitución. Ángela es la única que atiende a su madre, una lavandera que dejó de trabajar por tuberculosis. Una noche, los cinco hombres la secuestran, la violan y la retienen durante cinco días. Los hombres tatúan sus nombres en la espalda de Angela, antes de venderla a un burdel. Ángela escapa y es acogida por una amable anfitriona (Celia Rodríguez). Sin embargo, al regresar a su casa, descubre que su madre ha muerto, su mejor amiga también ha sido violada por los mismos cinco hombres y luego se suicidó. A partir de ese momento, su misión en la vida es matar a los cinco hombres vistiendo pelucas y disfraces, y acechando a los hombres con una práctica navaja.