Un joven conductor es encontrado muerto en su automóvil con reveladoras heridas punzantes en el cuello, y una astuta periodista Jill Conner (Beverly Lynne) cree que la muerte fue el resultado de un juego sucio. La investigación de Jill sobre el asesinato la lleva a un club privado que se especializa en satisfacer los deseos sexuales. Aunque tentada a aprovechar esta jugosa oportunidad, Jill tiene que asegurarse de no terminar como otra víctima de un inframundo peligroso.