Honoré de Balzac fue un hombre que vivió para escribir. Su vida fue una lucha dura y permanente, desde su fría relación con su madre, que no pudo darle el amor que necesitaba, hasta sus infructuosos intentos de ganar dinero imprimiendo y publicando libros. Sin embargo, Balzac nunca se da por vencido, a pesar de que su estilo de vida disoluto lo sigue metiendo en problemas con sus acreedores. Para finalmente ser aclamado por sus obras y ganar suficiente dinero para sobrevivir, Balzac trabaja como un poseído, día y noche, al borde del agotamiento, bebiendo litro tras litro de café para mantenerse despierto. El autor apasionado también tiende a exagerar en los asuntos del corazón: tiene varias amigas al mismo tiempo, todas muy diferentes entre sí. Entre ellos se encuentran la amable, cariñosa y anciana Madame de Berny, y la egoísta y ambiciosa Laure d'Abrantès, que presenta a Balzac en los salones de la sociedad de la clase alta. Sin embargo, el corazón de Balzac pertenece a una sola persona: Eve Hanska, una ...