El cineasta Ido Sela documenta una visita a un paisaje infantil mágico transformado en una escena de crimen. Es un viaje al pasado, yuxtaponiendo testimonios del Holocausto, momentos de los años sesenta, y recuerdos atormentadores de finales de los ochenta y la primera Intifada. Pero también está el presente israelí, ya que la violencia de la segunda Intifada se mezcla con la evacuación de los asentamientos.