En un futuro distópico, la sociedad está controlada por un gobierno autoritario que monitorea todas las conversaciones de sus ciudadanos. Las palabras son vigiladas y cualquier expresión de descontento es castigada severamente.
Un grupo de rebeldes se reúne en secreto para planear una revolución que derroque al régimen opresor. Sus conversaciones son cuidadosamente codificadas para evitar ser detectadas por los agentes del gobierno.
La tensión aumenta a medida que el grupo se acerca a su objetivo, enfrentando peligros y traiciones en el camino. Las conversaciones controladas se convierten en la clave para la liberación de la sociedad y el restablecimiento de la libertad de expresión.