Mientras trabajaba en Europa, Avram se da cuenta de que los italianos están pagando buen dinero por perros entrenados que puedan protegerlos de las olas de inmigrantes. Esa es la gran idea de Avram: regresa a Rumania para comenzar a criar perros guardianes que luego pueda exportar a Italia.
Resulta que se instala junto a un campamento de inmigrantes recientemente enviados de vuelta desde Roma. Así, la tensión italiana se reinterpreta a la fuerza en las orillas del Danubio. La vida de Avram se complica. Comienza a tener una aventura con su nuera, entra en conflicto con sus vecinos ex inmigrantes y su vida está literalmente en peligro.
La película termina con una situación impredecible.