Srubov es parte de CHEKA, la policía secreta que Lenin estableció después de la Revolución Bolchevique. Arrestan, interrogan durante un minuto, juzgan en diez segundos y ejecutan a intelectuales, aristócratas, cristianos, anticomunistas y sus familias.
En el sótano del edificio, cinco personas a la vez son fusiladas mientras están desnudas frente a puertas de madera. Nadie recuerda sus últimas palabras; no hay mártires, solo cuerpos anónimos. A diario, el tribunal de farsa, las ejecuciones, la carga de cuerpos en vagones.
Srubov es frío, distante, disfuncional sexualmente y un pensador profundo, odiado por antiguos amigos y su familia. Mientras intenta razonar sobre la naturaleza de la revolución y el propósito de CHEKA, poco a poco enloquece.