Recurriendo tanto al documental como a la ficción, Isaki Lacuesta evoca, en su primer largometraje, la misteriosa figura de Arthur Cravan, nieto de Oscar Wilde, poeta, boxeador, aventurero y uno de los personajes más fascinantes del siglo XX, desaparecido en 1918 , a los 30 años, cuando navegaba por el Golfo de México. La película, que contiene muchas imágenes fantasmagóricas de la época como la vida de Cravan, utiliza un artificio narrativo inteligente que la convierte en un juego de detectives: el narrador es también boxeador y poeta.