El 7 de enero de 2005, Rick Rodríguez, de 29 años, asesinó a su ex niñera y luego se suicidó en una solitaria carretera del desierto. Horas antes había grabado en video su nota de suicidio y este mensaje final brindó una visión notable de una vida profundamente dañada. También levantó la tapa de uno de los cultos religiosos más notorios que surgieron de la contracultura de la década de 1960: la secta Los Hijos de Dios.