En 1958, sus padres deciden enviar a Felipe, de diez años enfermo, a pasar el verano en la mansión de sus abuelos en Cádiz, donde mantiene una estrecha amistad con Marie, la criada locuaz y molesta. Coquetea descaradamente con el chico incluso cuando tiene la impresión de que podría ser gay y despierta curiosidad sexual en el chico.