Emanuelle, una reportera, se acerca demasiado a exponer a un funcionario corrupto y es enviada a prisión por cargos falsos. En la prisión, los internos son constantemente humillados y torturados por el personal penitenciario. Los presos demasiado cariñosos son obligados a sumergirse bajo el agua, mientras que otros se ven obligados a mirar. Emanuelle encuentra un enemigo en la trastornada Albina, que "dirige la prisión". Para placer del alcaide, Emanuelle y Albina se ven obligadas a pelear entre sí con cuchillos. Lo malo se agrava cuando cuatro hombres que esperan ser ejecutados escapan y toman el control de la prisión. La sangre fluye como agua.