En un pequeño pueblo llamado Willow Creek, había un cruce de caminos conocido como Frog Crossing. Este lugar era famoso por ser el hogar de una gran cantidad de ranas que cruzaban la carretera todos los días.
Los habitantes del pueblo habían aprendido a convivir con las ranas y a respetar su espacio. Sin embargo, un día llegó un nuevo alcalde que decidió construir una carretera más ancha en Frog Crossing, poniendo en peligro la vida de las ranas.
Los niños del pueblo, liderados por una valiente niña llamada Sofía, decidieron tomar acción para salvar a las ranas. Organizaron una protesta pacífica y lograron detener la construcción de la carretera.
Gracias a la valentía y determinación de los niños, las ranas de Frog Crossing pudieron seguir cruzando la carretera de forma segura, manteniendo viva la tradición del lugar.