En la Sicilia de finales de la década de 1940, dos hermanos escultores, cansados de vender madonnas a las iglesias locales, finalmente cumplen su sueño y crean una productora siciliana, gracias a la ayuda de un obispo local. Empiezan a producir una película Z de taquilla tras otra, todas con actores no profesionales locales terriblemente malos. Cubiertos de deudas, finalmente tienen su gran oportunidad, cuando un noble local obsesionado por la magia decide invertir toda su riqueza en la realización de una película sobre Cagliostro, justo un año después de Magia negra de Orson Welles (1949). Contratan a un famoso actor estadounidense (Robert Englund) y comienzan a rodar "El regreso de Cagliostro".