En el verano de 1959, Béla Kreuzer, cargador y jugador, es esposado y arrestado. Está detenido y al principio piensa que se debe a sus dudosas actividades en el hipódromo pero pronto resulta que el motivo es su participación en la revolución de 1956. Durante la investigación viejos amigos le dan la espalda al igual que su novia. . La única persona en la que puede confiar es su compañero de celda. El fiscal despiadado preferiría que lo colgaran, pero el detective, que es más un personaje Svejk-ish, solo quiere que el caso se salga de sus manos. El fiscal pide la pena capital, pero el juez opta por una pena de 15 años de cárcel, que Béla Kreuzer cumple hasta el último día. Cuando sale es 1974 y descubre que el mundo ya no es el mismo.