La belleza de una simple campesina Katerina Panova conquistó el mundo. Se convirtió en el rostro de la moda soviética de los años 60 y en la primera modelo reconocida en Occidente. París y Praga aplaudieron la belleza rusa, la prensa la llamó "el tesoro nacional de la URSS", y en casa la realidad soviética, la envidia, la intriga, los celos y el amor trágico la aguardaban. Activa los subtítulos ocultos.