Jan Bocquoy narra la historia de su vida sexual hasta los 28 años, imaginando su concepción (padres borrachos, el encuentro duró diez segundos) y relatando su primer orgasmo (a manos de Eddy, en una caravana junto a la playa, mientras miran a Laurel y Hardy), sus experiencias comparativas con las chicas y su traslado de Harelbeck a Bruselas. Allí conoce a Greta, camarera de un café bohemio, que le enseña el Kama Sutra, a la desnuda Esther, que le lee cuentos, y a Thérèse, su esposa desde hace tres años. Se separaron después de dos hijos; se muda a un piso pequeño, escribe pornografía para pagar las cuentas, trabaja esporádicamente en una novela, defiende el anarquismo y conoce a más mujeres. Su confianza en sí mismo crece.