Un día, todas las ventanas de la Ciudad desaparecieron ... Entonces comenzó la lluvia ... No importa lo que la gente intentara, nada podía detener el agua. Pronto, la enfermedad se propagó, robando la capacidad de hablar de las personas; la lluvia interminable matando todas las demás formas de comunicación con su torrente ácido. Este fue un momento en el que el diálogo se convirtió en un nuevo desafío. Cuando todo lo que sabíamos tenía que ser reinventado. Este fue también un momento, en medio de un ambiente caótico y en descomposición, cuando un hombre trató de hacer frente a la pérdida de su antiguo amante.