En un pequeño pueblo vivía una marrana muy especial. Esta marrana era diferente a las demás, ya que tenía la habilidad de hablar. La noticia de esta peculiaridad se extendió rápidamente por todo el lugar y todos querían ver a la marrana que podía hablar.
La marrana, por su parte, disfrutaba de su don y se divertía charlando con los habitantes del pueblo. Pronto se convirtió en el centro de atención y todos querían escuchar sus conversaciones.
Sin embargo, la marrana también tenía un secreto. A pesar de su habilidad para hablar, guardaba un misterio que nadie conocía. Un día, decidió revelar su secreto y sorprendió a todos con su verdadera identidad.
La marrana era en realidad una princesa encantada que había sido transformada en cerdo por un hechizo. Conmovidos por su historia, los habitantes del pueblo buscaron la forma de romper el hechizo y devolverle su forma humana a la princesa.
Finalmente, con la ayuda de un mago poderoso, la marrana recuperó su verdadera identidad y volvió a ser una princesa. Agradecida con todos los que la habían ayudado, la princesa decidió quedarse en el pueblo y compartir su sabiduría con sus nuevos amigos.