La cuarta película de Relentless tiene al Detective Sam Dietz (Leo Rossi) investigando una serie de asesinatos rituales cometidos por otro asesino en serie de Los Ángeles.
El único indicio que vincula a las víctimas es que todas estaban en los servicios de una terapeuta sombría y poco convencional llamada Dra. Sara Lee Jaffee (Famke Janssen), quien podría saber mucho más de lo que está diciendo.
Dietz y su nueva compañera detective, Jessica Parreti (Colleen Coffey), creen que hay una conexión entre las sesiones de terapia de la Dra. Jaffee y las víctimas de los asesinatos cuando descubren que todos ellos tuvieron una experiencia cercana a la muerte en el pasado.
En el ámbito personal, el recientemente viudo Dietz lucha por criar a su hijo adolescente, Cory (Christopher Pettiet), por su cuenta y lidia con el adolescente problemático que se está descuidando en la escuela, abusando de las drogas y divirtiéndose con una chica local igualmente problemática.