Un niño es violado y se niega a decir nada. Una investigación revela que los padres del niño están envueltos en una amarga disputa por la custodia porque el esposo se unió a la comunidad jasídica. Cuando el niño desaparece, el rastro lleva a una comunidad judía y sospechan que alguien podría ser el culpable. Pero luego se descubre que el delincuente es otro niño. Elliot intenta que Casey no lo procese como adulto. Al principio ella acepta, pero cuando se descubre que él se lo ha hecho a otros. Su abogado decide defenderse alegando que fue expuesto a imágenes en los medios que lo obligaron a hacerlo.