En febrero de 2012, toda una nación de fanáticos del baloncesto se puso inesperadamente como 'Linsane'. Atrapados en el fango de una temporada decepcionante, los New York Knicks hicieron lo que ningún otro equipo de la NBA había pensado hacer. Le dieron al base suplente Jeremy Lin la oportunidad de demostrar su valía. Aprovechó al máximo, anotando más puntos en sus primeras cinco aperturas en la NBA que cualquier otro jugador en la era moderna, y creó un legítimo frenesí público en el proceso. Antes de esta carrera ahora legendaria, Lin se había enfrentado a la adversidad en su carrera en todo momento. Ninguna universidad importante le ofreció una beca, ni ningún equipo de la NBA lo seleccionó después de una destacada carrera universitaria en Harvard.