El 5 de abril de 1941, una fecha que los serbios reconocerán, hombres en un camino rural abordan el autobús de Krstic hacia Belgrado: dos gitanos que ocasionalmente cantan sobre la miseria, un veterano de guerra envejecido, un simpatizante nazi, un cantante elegante, un consumidor y un hombre con una escopeta. Krstic es un cínico cansado del mundo, en busca de dinero; el conductor es su hijo, el alegre y sencillo Misko.
En el camino recogen a un sacerdote y a jóvenes recién casados que van hacia el mar. A lo largo del trayecto, la desventura golpea: un neumático pinchado, un puente endeble, un granjero que ha arado la carretera, un funeral, dos familias enemistadas, un detalle del ejército y una billetera perdida ralentizan el autobús y exponen fisuras entre los viajeros.
El 6 de abril, en medio de rumores de guerra, llegan a Belgrado...