Cinco casas, una parada de autobús, vacas y nada más que campos. Christin, de 24 años, vive en la granja de su novio Jan. Los emocionantes años posteriores a la reunificación que definieron su infancia quedaron atrás. Su relación es sin amor. Ella tiene el licor de cereza al alcance de la mano. En el calor resplandeciente del verano, el tiempo parece detenerse, hasta que llega Klaus, un ingeniero de energía eólica de 46 años.