La voluntad y el corazón extraordinariamente fuertes de Jessica le permiten rebelarse contra su educación fanática y de culto. De los siete a los diecisiete años, a Jess se le lava el cerebro para ser una de las 'salvas', para dedicar su vida a Jesús, para seguir las enseñanzas discriminatorias del pastor Finch y su comprensión de las Revelaciones. Como dicta su cálida personalidad, logra encajar en este régimen y difunde la palabra de Jesús de una manera bastante contenta. Pero cuando su amistad con Melanie se convierte en algo un poco más "antinatural", fácilmente se da cuenta del error de las enseñanzas del pastor. Las niñas son sometidas a un trato terrible para convencerlas de que se arrepientan.