En la noche del 19 de mayo de 1983, la madre soltera Diane Downs (Farrah Fawcett) llevó a sus 3 hijos pequeños a una sala de emergencias en Springfield, Oregon. Todos los niños tenían heridas de bala que ponían en peligro sus vidas--uno de ellos murió al llegar, y los otros 2 permanecieron en condición muy grave.
Sin embargo, Diane no mostró ninguna emoción mientras sus hijos luchaban por sus vidas. Cuando las autoridades la interrogaron, Diane alegó que un "extraño de cabello abundante" había hecho señas para que se detuviera en la carretera, intentó robarle el auto y, al no lograrlo, había disparado a los 3 niños y a ella en el brazo.
Pero mientras el detective Doug Welch (Gordon Clapp) investigaba el incidente, comenzó a encontrar discrepancias en la historia de Diane. Luego empezó a indagar en su pasado y pronto descubrió que no solo Diane era una madre cruel, abusiva y negligente, sino que también había tenido problemas con la ley anteriormente.
Una investigación más profunda sobre la mujer de 28 años reveló una vida familiar problemática, embarazos por sustitución, un divorcio complicado y una aventura con un hombre casado (Ryan O'Neal). Determinado a encarcelar a la mujer que ahora sospecha es una mentirosa cruel, despiadada y manipuladora que intentó asesinar a sus propios hijos a sangre fría, el detective Welch lucha por encontrar evidencia física con la ayuda del fiscal Frank Joziac (John Shea), quien también está decidido a buscar justicia para los niños.
Sus esfuerzos dan fruto al final--Diane Downs es condenada por asesinato en primer grado, dos cargos de intento de asesinato en primer grado y un cargo de asalto en primer grado. Es sentenciada a cadena perpetua más 50 años de prisión, donde permanece hasta el día de hoy.