Nápoles. Vincenzo es un joven desempleado cuya existencia carece de estímulos, dictada por la pereza, el aburrimiento y la hipocondría. A diferencia de su madre Assunta, ocupada con las tareas domésticas que lo molestan perpetuamente, su hermana Patrizia, casada y con una hija dependiente, y su hermano Alfredo, un actor siempre presente en sus actuaciones teatrales, Vincenzo escapa de cualquier tipo de tarea o responsabilidad, incluso a nivel humano.
Este último aspecto es particularmente evidente hacia su amigo Tonino, quien busca en él un hombro en el que llorar después de ser dejado por su novia, encontrando solo respuestas triviales e indecisas, y una aparente compasión que apenas oculta la indiferencia.
La oportunidad de un punto de inflexión para Vincenzo podría venir de la reunión con Anna, una antigua compañera de escuela de Patrizia que conoció en el funeral de uno de sus familiares. Después de un acercamiento tímido, entre los dos comienza una relación en la que, sin embargo, parece ser ella quien se entrega más apasionadamente, ansiosa de amor y dulzura después de una experiencia sentimental que terminó mal.
Vincenzo, por otro lado, no parece vivir la historia con el mismo compromiso apasionado que su novia, precisamente porque no borra sus defectos crónicos. Y aparece gruñón e indolente a los ojos de Anna en diversas situaciones, especialmente cuando Tonino, cada vez más deprimido, apenas oculta sus intenciones suicidas yendo a una estación de tren tarde en la noche donde permanece bajo la lluvia pensando en el gesto de arrojarse debajo de un tren, además con una navaja en su bolsillo.