En Petrila, una ciudad minera de carbón en Transilvania (Rumania), un exminero convertido en artista y activista utiliza el arte y el absurdo para evitar que las autoridades locales demuelen los edificios históricos de la mina de carbón más antigua del país después de su cierre en 2015, en Recomendación de la UE. Su búsqueda no es solo para preservar la historia y la identidad de su ciudad natal, sino también para encontrar nuevas formas de evitar que la comunidad se desmorone irreversiblemente.