Un asesino convicto es escoltado por alguaciles en un vuelo regular de Phoenix a Dallas. Poco después del despegue, dos de sus ayudantes, que viajaban como pasajeros ordinarios, toman el control del vuelo y lo liberan. Exige 20 millones de dólares en bonos al aterrizar. Y un pasajero enfermo, mal tiempo o problemas mecánicos no lo detendrán.